jueves, 24 de noviembre de 2011

CAMPOS VIRTUALES

Podemos decir que el diseño e implementación de los campus virtuales en nuestra facultad obedece más bien a una instancia de interacción entre los docentes y alumnos, no es cierto que sustituyan o que permitan un proceso de aprendizaje puro, simplemente pueden servir de disparadores de interés, de ampliación de conocimientos, de plataforma de practicas, y en algunos pocos casos de instancias de autoevaluación.

El avance hacia otro tipo de formato quizá con contenidos mas orientados podría llegar a plantear desafíos de formación a distancia, aplicado a cursos de perfeccionamiento y/o de posgrado.

La instancia presencial es difícil de reemplazar por estas tecnologías sobre todo porque la instancia de evaluación aun tiene sus debates y sus dudas. Es claro que estamos en los comienzos de algo que puede ser novedoso y revolucionar la forma de aprender.

En los procesos virtuales de enseñanza y aprendizaje, esta actividad conjunta está  fuertemente condicionada por, al menos, dos tipos de restricciones y potencialidades. En primer lugar, las que provienen de las características de los  recursos tecnológicos que constituyen el entorno virtual. Que el entorno virtual de  enseñanza y aprendizaje que se esté usando incluya o no herramientas de trabajo  colaborativo, que incorpore herramientas de comunicación únicamente asíncronas  o tanto síncronas como asíncronas, que disponga de herramientas de evaluación  del aprendizaje de los alumnos de un único tipo o de varios (y los tipos concretos de que  se trate), o que permita o no al profesor  –y en qué grado y con qué  facilidad- personalizar y adaptar las diversas herramientas disponibles, constituyen, sin duda, elementos cruciales para las posibles formas de organización de la actividad conjunta que profesor y alumnos puedan establecer  en ese entorno. El segundo tipo de restricciones y potencialidades  es el que  proviene del diseño  instruccional establecido para el proceso de enseñanza y aprendizaje; es el caso, por ejemplo, de las que se derivan de las características de  los contenidos que se incluyen en el diseño, de las características de los materiales  en que se apoya la presentación de los contenidos, de las actividades de enseñanza y aprendizaje previstas, o de las actividades de evaluación previstas. Las restricciones y potencialidades derivadas de estos dos factores forman lo que, en  conjunto, podemos llamar “diseño tecno-pedagógico” (o “inter-actividad tecnopedagógica potencial”) de los procesos virtuales de enseñanza y aprendizaje, y  pueden actuar en diversas direcciones y con diferentes grados de intensidad,  prohibiendo, dificultando, permitiendo, facilitando, promoviendo, obligando…  determinadas formas de organizar la actividad conjunta por parte de profesor y  alumnos  (Onrubia. J. 2005. Aprender y enseñar en entornos virtuales de enseñanza y aprendizaje: actividad conjunta, ayuda pedagógica y construcción del conocimiento. RED: Revista de Educación a Distancia, monográfico II).

Los Entornos Virtuales abren nuevas posibilidades de innovación para favorecer los procesos de enseñanza y aprendizaje, pero la mera incorporación de herramientas tecnológicas no garantiza una mejora en la calidad educativa. Esta tensión entre las posibilidades y las limitaciones son propias de toda acción humana y en especial de la educativa, pensar la educación virtual es abrir preguntas sobre cuestiones que no tienen una resolución única y final ( Salvatierra, F. , 2007. Campus virtuales ¿qué son?)

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